domingo, 9 de noviembre de 2014

ANDORRA Y SAN MACARIOARIO

Lee detenidamente el siguiente texto

ANDORRA Y SAN MACARIOARIO  

    La carretera se convirtió hace tiempo en calle principal, y hasta en  paseo y avenida de los días de fiesta. Es allí donde  bulle  la  vida    andorrana, de cara al exterior. Pero el pueblo, la villa,  queda  más    arriba, como una grata sorpresa con que obsequiar al  visitante.  Las    calles y plazas se adornan con macetas que se llenan de flores  cada     primavera. Abundan los rincones pintorescos y los edificios de rancio    sabor aragonés. El pueblo -que es villa- se encuentra bien cuidado; las  casas van ganando altura suavemente, como si buscaran  el  arrimo  del   monte donde se levanta la ermita de San Macario, el santo patrón.    
 
    "En la ermita San Macario hay una vidriera rota, por donde suben al cielo los sonidos de la jota". 
 
    Hay una Andorra antigua, que conserva el abolengo de antaño, y otra   Andorra moderna. Las dos unidas, confundidas más bien, son plataforma    del futuro bajoaragonés, centro económico de la comarca.
 
    Los orígenes se remontan a mediados del siglo XII; cuando Andorra  pertenecía a Albalate del Arzobispo. Los albalatinos levantaron  las Masadicas Royas, viviendas pastoriles que más tarde se convertirían  en un núcleo de población importante. Los pastizales constituían, por    aquel entonces, la mayor riqueza del término. Allí se daban cita  los    pastores procedentes de todas las regiones. Eran tiempos de trashumancia. El patronazgo de San Macario Abad procede, según algunos, del valle  de  Andorra, el actual principado.  
 
    -Un pastor de aquel valle trajo aquí la devoción de San Macario. 
 
    ¿Tomó Andorra su nombre del principado, al ponerse bajo el mismo patronazgo de San Macario? Las opiniones no son siempre coincidentes en    este punto, puesto que tampoco faltan historiadores que optan por acogerse a la etimología de la palabra para encontrar lo que puede ser un   origen más lógico y realista, al margen de leyendas:  Andorra  es  un    vocablo de origen  céltico, que significa "puerta de los vientos".  
 
    En principio dominaron los árabes, hasta 1149, en que Albalate y Andorra fueron reconquistados por el rey Berenguer IV. Más tarde, en     1238, los andorranos se distinguieron en la toma de Valencia, por lo que Jaime I el Conquistador les concedió para su población -luego villa- el  título de "Muy Noble". 
 
    La dependencia de Albalate del Arzobispo duró hasta 1613. La "omnímoda y plena jurisdicción civil y criminal, la alta y baja justicia y el   mero y mixto imperio" le llegó a Andorra de manos de don Pedro Manrique, arzobispo de Zaragoza. El decreto data del 20 de marzo del mismo año     citado, y fue confirmado seis meses después, el 21 de septiembre, por el rey Felipe III.
 
    La iglesia parroquial llama poderosamente la atención. Su fachada  principal sobrecoge por su grandiosidad, y porque en la misma se dan,    superpuestos, los tres órdenes arquitectónicos clásicos: el dórico, el jónico y el corintio. 
 
    Las flechas indicadoras son como una invitación: "A San Macario". El  acceso es bueno. Uno rebasa al poco la cota de los edificios y Andorra   se convierte en una sinfonía de tejados. A la mitad del trayecto está  la ermita del Pilar, la más antigua de la población, puesto que fue levantada en la segunda mitad del siglo XII. Tanto en la portada como en   los rosetones laterales se puede distinguir el estilo gótico con influencias levantinas. Desde allí se domina toda la población. Los restos del  antiguo castillo quedan próximos. Y los del cementerio viejo.  
 
    Arriba se yergue, como un desafío al paisaje,  el  cabezo  de  San    Macario  rematado por la ermita que le da nombre. La primera construcción parece encuadrarse en el siglo XVII,  si  bien  existen  otras  construcciones y reformas bastante posteriores. El atrio tiene encanto,      dentro de su sencillez. Unos cipreses dan escolta a la puerta de entrada.    Sin renunciar al pasado -mucho menos, a la historia y al arte-, sino apoyándose en él, Andorra se ha convertido en el centro económico  de    toda la comarca. 
 
    En plena Ruta del Tambor y el Bombo, la jota alcanza resonancias especiales. Andorra es jotera por antonomasia, tierra de cantadores y bailadores. José Iranzo, "El Pastor de Andorra" ha recorrido el mundo cantando la jota. 
 
       Alfonso Zapater 
       Esta tierra nuestra II . Adaptación. 

Actividad 

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martes, 28 de octubre de 2014

Danza con dragones

ACTIVIDAD DE COMPRENSIÓN LECTORA

Lee detenidamente el siguiente fragmento  

DANZA CON DRAGONES

La noche apestaba a olor humano.

De pelaje pardo y gris, moteado por las sombras, el warg se detuvo detrás de un árbol y olfateó. Un soplo de brisa le trajo el olor de los hombres por encima de otros olores más ligeros que hablaban de zorro y liebre, foca y ciervo, e incluso de lobo. Sin embargo, aquellos eran olores humanos también, el warg lo sabía, la peste era de pieles viejas, muertas y amargas casi enterradas bajo la esencia más fuerte de humo y sangre y putrefacción. Solo los hombres arrancaban la piel de otras bestias para vestir su pelaje.

A diferencia de los lobos, los wargs no temen al hombre. Con odio y hambre enroscados en su estómago, el warg emitió un ligero gruñido llamando a su hermano de un solo ojo y a su astuta hermana pequeña. Sus compañeros de manada le siguieron los pasos en su carrera entre los árboles. Todos habían percibido el olor. Mientras corrían, él veía a través de los ojos de los demás y se distinguía a sí mismo al frente del grupo. El aliento del grupo brotaba blanco y caliente de sus fauces grises. El hielo se había formado entre sus zarpas, duro como la piedra, pero la cacería había comenzado, la presa estaba a su alcance. Carne, pensó el warg, carne. Un hombre solo era algo endeble. Grande y fuerte, con mirada penetrante, pero de oído escaso y totalmente sordo al olfato. Ciervos y alces, e incluso las liebres eran más rápidas, osos y jabalís más fieros en la lucha. Sin embargo, los hombres en grupo eran peligrosos. Mientras se aproximaban a la presa, el warg escuchó el llanto de un cachorro, la corteza de la nieve recién caída esa noche quebrándose bajo las patas humanas, el tintineo de las pieles endurecidas y las largas garras afiladas que portaban los hombres.

Espadas, susurró una voz en su interior, lanzas. Dientes de hielo colgaban de las desnudas ramas marrones de los árboles. Un-ojo surgió de entre la maleza esparciendo la nieve a su paso. Sus compañeros de manada le siguieron. Subieron la colina y bajaron la pendiente al otro lado hasta que el bosque se abrió ante ellos y de pronto los hombres estaban allí. Uno era hembra. El bulto envuelto en pieles que abrazaba era su cachorro. Dejadla para el final, susurro la voz, los machos son el peligro. Se gritaban unos a otros como hacen los hombres, pero el warg podía oler su terror. Uno esgrimía un colmillo de madera tan alto como él. Lo lanzó, pero su mano temblaba y el colmillo se perdió alto.

Entonces la manada cayó sobre ellos. Su hermano de un ojo derribó al que había lanzado el colmillo y le desgarró la garganta mientras forcejeaba. Su hermana se deslizó detrás de otro hombre y lo eliminó por la espalda. Eso dejaba a la hembra y su cachorro para él. Ella tenía un colmillo también, pequeño, hecho de hueso, pero se le cayó cuando las fauces del warg se cerraron alrededor su pierna. Mientras caía, la mujer protegía con ambos brazos su ruidoso cachorro. Debajo de las pieles la hembra era todo pellejo y huesos, excepto sus pechos que estaban llenos de leche. La carne más dulce era la del cachorro. El warg reservó las partes más codiciadas para su hermano. La nieve se tiño de rosa y rojo alrededor de los cadáveres mientras la manada saciaba su hambre.

A muchas leguas de allí, en una chabola de un único habitáculo, hecha de lodo y paja con techo de ramas y un agujero para el humo y suelo de tierra prensada, Varamyr se estremeció y tosió y se humedeció los labios. Sus ojos estaban rojos, sus labios agrietados, su garganta seca y árida pero el sabor de sangre y grasa llenaba su boca, incluso cuando su estómago hinchado protestaba pidiendo alimento. “La carne de un niño”, pensó recordando a Bump. “Carne humana”. ¿Tan bajo había caído para desear carne humana? Casi podía oír a Haggon gruñirle –Los hombres pueden comer la carne de las bestias y las bestias comer la carne de los hombres, pero el hombre que come carne de otro hombre es una abominación.

Abominación. Esa había sido siempre la palabra favorita de Haggon. Abominación, abominación, abominación. Comer carne humana era una abominación, aparearse como lobo con otro lobo era  una abominación, y apoderarse del cuerpo de otro hombre era la peor abominación de todas. Haggon era débil, temeroso de su propio poder. “Murió sollozando y solo cuando le arrebaté su segunda vida”. Varamyr había devorado su corazón. “Me enseño todo y más, y la última cosa que aprendí de él fue el sabor de la carne humana.” Sin embargo, aquello lo había hecho un lobo. Él, con sus dientes humanos, nunca había comido la Carne de otro hombre. Nunca arrebataría el festín a su manada. Los lobos estaban tan hambrientos como él, demacrados, ateridos por el frío y hambrientos, y las presas... “dos hombres y una mujer, un bebé en brazos, huyendo de una derrota para encontrar la muerte. Hubieran muerto pronto en cualquier caso, de frío o de hambre. De este modo fue mejor para ellos. Un acto de compasión.”

–Compasión–, exclamó. Su garganta le dolió pero le reconfortó escuchar una voz humana, aunque fuera la suya. El aire olía a fango y humedad, el suelo estaba frío y duro, y el fuego emitía más humo que calor. Se movió tan cerca de las llamas como se atrevió, tosiendo y tiritando alternativamente, su costado palpitaba en donde la herida se le había abierto. La sangre había empapado sus pantalones hasta la rodilla y se había secado formando una dura costra marrón.

Cardo le había avisado de que eso podría ocurrir. –Lo he cosido lo mejor que he podido– dijo ella, – pero deberías descansar y dejar que se cure o la carne se abrirá de nuevo – .

Cardo había sido la última de sus compañeras, una esposa de la lanza dura como una raíz vieja, plagada de verrugas, curtida y arrugada. Los otros les habían abandonado por el camino. Uno a uno se quedaron atrás o continuaron adelante, buscando sus viejas aldeas o Aguaslechosas, o Hardhome o una muerte solitaria en los bosques. Varamyr no lo sabía ni le importaba. “Debí haber poseído a uno de ellos cuando tuve la oportunidad. Uno de los gemelos, o el hombre grande de la cicatriz en el rostro, o el joven pelirrojo”. Sin embargo, había tenido miedo. Alguno de los otros podría haberse dado cuenta de lo que estaba ocurriendo. Entonces se hubieran vuelto contra él y le habrían matado.

Las palabras de Haggon le habían acosado y entonces la oportunidad se había desvanecido. Después de la batalla miles de ellos se habían abierto camino a través del bosque, hambrientos  asustados, huyendo de la matanza que cayó sobre ellos en el Muro. Algunos habían hablado de volver a sus hogares abandonados, otros de organizar un segundo asalto sobre la puerta, pero la mayoría estaban perdidos, sin noción de a dónde ir o qué hacer. Habían escapado de los Cuervos de capas-negras y de los caballeros de acero gris, pero enemigos más implacables los acosaban ahora.

Cada día abandonaban más cadáveres en los caminos. Algunos murieron de hambre, otros de frío, otros de enfermedades. Otros asesinados por quienes habían sido sus hermanos de armas cuando marcharon al sur con Mance Rayder, el rey más allá del muro.

“Mance ha caído”, los supervivientes se decían unos a otros con voz desesperada, “Mance ha sido apresado, Mance está muerto”. –Harma está muerta y Mance ha sido capturado, el resto ha huido y nos han abandonado – exclamo Cardo mientras cosía su herida. –Tormund, el llorón, Seispieles, todos ellos valientes guerreros. ¿Dónde están ahora?. “Ella no me conoce”, comprendió Varamyr, “¿y por qué debería?” Sin las bestias no parecía un gran hombre. “Yo era Varamyr Seis-Pieles, quien compartía pan con Mance Rayder”. Se había autoproclamado Varamyr cuando cumplió diez años. Un nombre adecuado para un Lord, un nombre apropiado para canciones, un nombre poderoso y temible. Sin embargo había huido de los cuervos como un conejo. El terrible Lord Varamyr se había convertido en un cobarde, pero él no podía permitir que ella lo supiera, así que le dijo que se llamaba Haggon. Después se preguntó por qué de entre todos los nombres que podría haber elegido había sido ese el que surgió de sus labios. Me comí su corazón y bebí su sangre, y todavía me acosa.

Un día, mientras huían, un jinete llegó galopando a través del bosque en un demacrado caballo blanco, gritando que todos deberían ir a Aguaslechosas, que Weeper estaba reuniendo guerreros para cruzar el Puente de Cráneos y tomar la Torre de Sombra. Muchos lo siguieron; fueron más los que no lo hicieron. Más tarde, un guerrero austero, envuelto en pieles y ámbar, fue de hoguera en hoguera exhortando a todos los supervivientes a dirigirse al norte y tomar refugio en el valle de los Thenns. ¿Por qué pensaría que iban a estar seguros allí cuando los propios Thenns habían huido de ese lugar?, Varamyr nunca lo supo, pero cientos de ellos le siguieron. Cientos más se marcharon con la bruja del bosque que tuvo la visión de una flota de barcos que llevaría a los hombres libres hacia el sur. –Debemos buscar el mar, – aulló Mother Mole, y sus seguidores se dirigieron hacia el este. Varamyr hubiera ido con ellos si se hubiera encontrado con fuerzas. Sin embargo, el mar era gris, frío y lejano y sabía que no viviría para verlo. Él había muerto diez veces y estaba muriendo de nuevo, y esta sería su verdadera muerte. “Una capa de piel de ardilla”, recordó, “apuñalado por una capa de piel de ardilla”.

Su dueña ya estaba muerta, su cabeza aplastada convertida en pulpa salpicada de trocitos de hueso, pero la capa parecía caliente y gruesa. Estaba nevando y Varamyr había perdido sus propias capas
en el Muro. Sus prendas de dormir y sus mantas de lana, sus botas de piel de oveja y sus guantes de cuero, su reserva de licor y su comida, los mechones de las mujeres con las que se había acostado, incluso las anillas doradas para los brazos que Mance le había regalado, todo perdido y abandonado.

“Ardí y morí y después corrí medio loco de dolor y miedo”. Aquel recuerdo todavía le avergonzaba, pero al menos él no había sido el único. Otros habían huido también, cientos de ellos, miles. “La batalla estaba perdida. Los caballeros habían llegado, invencibles en su acero, matando a todo aquel que se enfrentara a ellos. Era huir o morir”.

Sin embargo, a la muerte no se la engaña tan fácilmente. Cuando Varamyr se acercó a la mujer muerta en el bosque, se arrodilló para arrancarle la capa y no vio al niño hasta que este se abalanzó sobre él desde su escondite y le hundió el cuchillo de hueso en su costado y le arrebató la capa de  entre los dedos. –Su madre, – le dijo Cardo más tarde, cuando el niño ya había huido, –era la capa de su madre, y cuando te vio robándola...

–Ella estaba muerta, – respondió Varamyr, contraído mientras la aguja de hueso le atravesaba la carne. –Alguien le aplasto la cabeza. Algún cuervo.

–No fue un cuervo. Fueron hombres de Hornfoot. Yo lo vi. – La aguja tiró del hilo y su costado se cerró. –Salvajes, ¿y quién queda para controlarlos? – “Nadie. Si Mance está muerto, los hombres libres están condenados”. Los Thenns, gigantes y los Hombres de Hornfoot, los moradores de las cavernas con sus dientes afilados, y los hombres de la orilla oeste con sus carros de hueso... todos ellos condenados también. Incluso los cuervos. Puede que todavía no lo supieran, pero esos hijos de puta de capas negras morirían con todos los demás. El enemigo estaba acercándose.

La voz áspera de Haggon resonó en su cabeza. –Morirás una docena de muertes, chico, y te dolerá
cada una de ellas... pero cuando tu verdadera muerte llegue, vivirás de nuevo. Dicen que la segunda vida es más sencilla y dulce.


Actividad

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martes, 21 de octubre de 2014

HAZ PARTE DE EDUCAPLAY

HAZ PARTE DE EDUCAPLAY

Para poder obtener puntuación en las lecturas online del curso de lectura, es necesario que te registres en este portal. Para acceder a él debes realizar los siguientes pasos:

1. Es necesario que tengas correo electrónico. Sino lo tienes puedes acceder a uno en 

www.hotmail.com

solo crea una cuenta nueva (solo si no tienes correo electrónico) ingresando tus datos personales y una clave que nunca olvides.

2. ingresa a educaplay y da clic en registrarse


3. Completa el registro de usuario con tus datos (recuerda que es necesario tener correo electrónico para confirmar).


4. Para validar registro, es necesario que envíes un email, según los datos que te indiquen para poder quedar registrado y poder acceder a la página como usuario. 

5. A continuación recibirás un correo indicando que ya estas registrado y puedes acceder a la página.






Lectura comprensiva "¿eres feliz?..."

Lee con atención el siguiente texto


¿ERES FELIZ?...


En cierta ocasión, durante una elegante recepción de bienvenida al nuevo Director de Marketing de una importante compañía londinense, algunas de las esposas de los otros directores, que querían conocer a la esposa del festejado, le preguntaron con cierto morbo: te hace feliz tu esposo, verdaderamente ¿te hace feliz? 


El esposo, que en ese momento no estaba su lado, pero sí lo suficientemente cerca para escuchar la pregunta; prestó atención a la conversación e incorporó ligeramente su postura, en señal de seguridad, y hasta hinchó un poco el pecho, orgullosamente; pues sabía que su esposa diría que sí, ya que ella jamás se había quejado durante su matrimonio. 



Sin embargo, para sorpresa suya y de los demás, la esposa respondió con un rotundo 

- No, no me hace feliz. 

En la sala se hizo un incómodo silencio como si todos los presentes hubieran escuchado la respuesta de la mujer.

El marido estaba petrificado. 

No podía dar crédito a lo que su esposa decía, y menos en un momento tan importante para él. 

Ante el asombro del marido y de todos, ella simplemente se acomodó enigmáticamente sobre su cabeza su elegante chalina de seda negra y continuó: 

- No, él no me hace feliz... Yo soy feliz....! 

El hecho de que yo sea feliz o no, no depende de él, sino de mí. 

- Yo soy la única persona de quien depende mi felicidad. 

Yo determino ser feliz en cada situación y en cada momento de mi vida, pues si mi felicidad dependiera de otra persona, de otra cosa o circunstancia sobre la faz de la tierra, estaría en serios problemas. 

- Todo lo que existe en esta vida cambia continuamente: el ser humano, las riquezas, mi cuerpo, el clima, los placeres, etc. 

Y así podrían decir una lista interminable. 

- A través de toda mi vida, he aprendido algo: 

- Yo decido ser feliz y lo demás son "experiencias o circunstancias", lo amo y el me ama, muy a pesar de sus circunstancias y de las mías. 

- Él cambia, yo cambio, el entorno cambia, todo cambia; habiendo amor y perdón verdadero, y observando esos cambios, (los cuales tal vez puedan ser fuertes o no, pero existen), hay que enfrentarlos con el amor que hay en cada uno de nosotros, si los dos nos amamos y nos perdonamos; los cambios serán sólo "experiencias o circunstancias" que nos enriquece y que nos darán fortaleza, de lo contrario, solo habremos sido parejas de "paso". 

- Para algunos divorciarse es la única solución; (... en realidad es la más fácil...) 

El amar verdaderamente, es difícil, es dar amor y perdonar incondicionalmente, vivir, tomar las "experiencias o circunstancias" como son, enfrentarlas juntos y ser feliz por convencimiento. 

Hay gente que dice: 

- No puedo ser feliz porque estoy enfermo, porque no tengo dinero, porque hace mucho calor, porque me insultaron, porque alguien ha dejado de amarme, porque alguien no me valoró! 

Pero lo que no sabes es que puedes ser feliz aunque estés enfermo, aunque haga calor, tengas o no dinero, aunque alguien te haya insultado, o alguien no te amó o no te haya valorado. 

Ser feliz es una actitud ante la vida y cada uno decide!... 



Ser feliz... depende de ti!


A continuación realiza el siguiente test online:


* recuerda acceder a la página para que quede registrada tu puntuación.